25.2.15

Las personas inteligentes también toman decisiones perjudiciales

En 2009, el vuelo 1549 que salió del aeropuerto de La Guardia en Nueva York, efectuó un aterrizaje de emergencia en el río Hudson, bajo la dirección de un piloto que tomó las decisiones oportunas para salvar a 150 personas que viajaban en el avión. Dichas decisiones,que no necesariamente tenían que ver con la inteligencia o el coeficiente intelectual del piloto, no podrían haber sido tomadas por una máquina, ya que por muy avanzadas que sean, éstas carecen de una estructura específicamente humana en constante cambio adaptativo, la cual responde a diferentes estímulos según el contexto: el lóbulo frontal.
El lóbulo frontal constituye una amplia región situada en la parte delantera del cerebro, justo detrás de la frente,es uno de los cuatro lóbulos de la corteza cerebral y se ocupa de procesos cognitivos complejos.El lóbulo frontal constituye una estructura esencial en el desarrollo del sistema nervioso central (SNC), evolutivamente hablando es la última adquisición, la más avanzada y la más voluminosa del cerebro humano; sin embargo su complejidad no se debe tanto al tamaño sino a la cantidad y naturaleza de sus conexiones neuronales.
Sus funciones en términos neuropsicológicos se denominan funciones ejecutivas, este término hace referencia a las capacidades de la persona para establecer nuevos patrones de conducta y reflexionar sobre ellos. Las funciones ejecutivas se requieren, principalmente, en situaciones novedosas o no familiares, en donde la persona no sabe exactamente qué es lo que tiene que hacer o cómo hacer algo; también en la búsqueda de la conducta más adecuada cuando las conductas previamente establecidas no resultan útiles o apropiadas.
Es importante recalcar que, según las últimas investigaciones, el lóbulo frontal no se activa cuando las decisiones a tomar tienen que ver con situaciones familiares, es decir, con conductas aprendidas y memorizadas previamente.
Por tanto, las funciones ejecutivas engloban una serie de procesos importantes para la supervivencia adaptada del individuo a la sociedad a la que pertenece, encaminados a realizar conductas complejas del tipo toma de decisiones, consecución de metas, y control conductual;  posibilitan que podamos elegir, planificar y tomar decisiones voluntarias y conscientes. En las funciones ejecutivas intervienen también un amplio rango de capacidades adaptativas tales como la creatividad o el pensamiento abstracto, la introspección y todos aquellos procesos que permiten al individuo analizar lo que quiere, cómo puede conseguirlo y como puede establecer el plan de actuación más adecuado para conseguirlo
Kolb y Wishaw, en 1999, ejemplificaban así el concepto de función ejecutiva:
“Imaginémonos el siguiente escenario. En el último momento usted invita a sus amigos a cenar en su casa. No tiene nada para preparar la cena, por lo que debe de salir a comprar después de terminar su trabajo a las 5 de la tarde. Antes de marcharse prepara una lista con las cosas que tiene que comprar. Va muy pillado de tiempo. Tiene que hacer la compra, llegar a casa y preparar la cena antes de que lleguen sus invitados. Las cosas que tiene que comprar no están todas en el mismo supermercado, por lo que tiene que establecer un plan eficiente sobre la ruta que debe realizar. Además, cuando entre en el supermercado no debe distraerse comprando cosas que no necesita o saludando a amigos o conocidos que se encuentre en el camino. La tarea que se ha impuesto es la de comprar lo que necesita en el menor tiempo posible,sin distraerse y evitando cualquier situación que le quite tiempo.
La persona con una lesión frontal tendría dificultades para conseguir los objetivos, ya que la tarea exige:
a) Planificar la conducta futura y seleccionar la más adecuada entre diferentes posibilidades,
b) En vista del poco tiempo del que se dispone, se deben ignorar estímulos que no son significativos y persistir en la conducta eficaz,
c)Saber en que tiendas hemos entrado y lo que hemos comprado ya.”
Los requerimientos que exige la tarea que acabamos de indicar pueden describirse en términos de organización temporal de la conducta, y es esta función general temporal la que podría considerarse que subyace al concepto de “función ejecutiva”.
También el lóbulo frontal se ocupa de regular las conductas emocionales, guiando la toma de decisión racional e inhibiendo las conductas socialmente poco apropiadas. Esto es particularmente notable en la conducta adolescente; ya que el lóbulo frontal, que ejerce el autocontrol sobre los impulsos, aún no está totalmente formado (sus conexiones terminan de madurar entre los 20-30 años)
Por lo tanto, la tendencia a correr riesgos e incluso a la adicción de los adolescentes, no es sólo un trastorno del comportamiento, sino también un problema de desarrollo neuronal. Los grandes cambios bioquímicos que se producen en esta etapa de la vida llevan a la persona a buscar nuevas experiencias sin que estén listos los mecanismos fisiológicos de contención.

Hemos conocido los efectos de las disfunciones patológicas en el lóbulo frontal, principalmente a través de casos clínicos de pacientes lesionados; aunque recientemente también se han llevado a cabo investigaciones basadas en la activación de los lóbulos frontales realizando ciertas tareas, medida a través de neuroimagen.
Así, los investigadores han podido constatar que un fenómeno interesante del daño del lóbulo frontal es que no altera el resultado en las pruebas tradicionales del indice de inteligencia, las cuales globalmente miden los procesos de pensamiento convergente.El daño del lóbulo frontal parece tener un impacto en el pensamiento divergente, o la flexibilidad y capacidad de solucionar un problema de modo creativo, cuando las opciones al uso no nos valen.Las personas con daño en el lóbulo frontal, toman decisiones en contra de uno mismo y  de los demás, sin siquiera ser conscientes de ello. Es decir, desarrollan un déficit en la toma de decisiones, teniendo intactas la inteligencia analítica y la razón.

Los síntomas de disfunción ejecutiva son amplios y variados, pudiendo encontrarnos con cierta frecuencia los siguientes:

  • Pobre pensamiento abstracto, 
  • Impulsividad 
  • Dificultades de planificación 
  • Deficiente secuenciación temporal
  • Desinhibición 
  • Agresión
  • Conducta perseverativa, 
  • Inquietud,
  • Dificultad para inhibir una respuesta
  • Distractibilidad, 
  • Toma de decisiones deficiente 
  •  Indiferencia hacia las normas sociales.

Estos síntomas no siempre se dan todos en una misma persona, pudiendo presentarse unos síntomas y no otros, ya que la sintomatología mostrada depende de la localización, extensión y profundidad de la lesión.

Una complicación bastante importante asociada a las disfunciones ejecutivas es el hecho de que los pacientes presentan gran dificultad para aprender nuevas formas de comportamiento. Teniendo en cuenta los síntomas y dificultades descritas, se ha propuesto que el TDAH en niños puede ser causado por disfunción ejecutiva debido a lesión cerebral mínima u otras causas de daño frontal. De hecho, los déficit en las funciones ejecutivas no son exclusivos de traumatismos cerebrales ni de TDAH, sino que pueden presentarse en una amplia variedad de trastornos neuropsicológicos, como por ejemplo: epilepsia,síndrome alcohólico fetal, síndromes como la enfermedad de Wilson o el X-frágil, trastornos del desarrollo,trastornos de conducta,etc. Por ello la identificación de las causa y los trastornos conductuales que se derivan de un déficit frontal es básica para la definición de las secuelas  académicas profesionales, y sociales que acarrean.

Otro concepto interesante en la disfunción del lóbulo frontal es la miopía del futuro, es decir, la incapacidad de resistir la tentación inmediata, pese a que ésta sea perjudicial en el medio plazo. Facundo Manés, eminente neuropsicólogo (su área actual de investigación es la neurobiología de los procesos mentales), repasa este y otros conceptos relacionados con la función y la patología del lóbulo frontal en el interesante vídeo a continuación; donde también habla de uno de los primeros pacientes registrados afectados por síndrome de déficit frontal debido a un accidente, el famoso caso de Phineas Gage:


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